Smartbox® Estancia Exquisita te lleva a experimentar los mejores ambientes, hoteles y platillos gourmet. Desde majestuosas haciendas que te trasladan a un México antiguo, con caminos empedrados llenos de belleza y tranquilidad; cruzando por la excepcional calidez de hoteles boutique que te hacen sentir como en casa, rodeado de elegancia y esplendor; hasta lugares que te dejan sin aliento y que hacen a un lado toda tradición para crear una perfecta armonía entre luces, colores y perspectivas. Déjate envolver por una experiencia llena de deleite, exclusividad e inspiración.
Te invitamos a regalar la experiencia de escapar de la rutina con Smartbox® Estancia Exquisita. Visita nuestra página en: www.smartbox.com/mx o adquiere tu Smartbox® en Liverpool, Sanborns, Casa del Libro, Librerías Porrúa, Office Depot y Sam´s Club.
A continuación, algunos consejos para escapar de la rutina en la oficina, antes de adquirir una experiencia Smartbox®
Cómo escapar de la rutina
- Enriquece tus tareas: reorganizar las tareas, plantearlas desde una óptica distinta, como es cambiar su orden, hacerlas más creativas en sí mismas, tratar de diseñar nuevas formas de realizar un mismo trabajo. La clave del enriquecimiento del trabajo es el cambio.
- Relaciónate con otros compañeros o departamentos para encontrar en el trabajo una motivación afectiva. Muchas veces en situaciones de rutina acaba por caernos mal todo el mundo. Frase para pensar: «No me gusta esta persona. Debo conocerla más a fondo.» Abraham Lincoln.
- Haz un listado de cosas positivas y negativas que encuentras en el trabajo, ponderando cada una de ellas. Se trata de ver la posición que ocupa la rutina en este listado y valorar si el peso es tan grande como para perder las ventajas que ofrece el puesto.
- No te acomodes en la rutina. Hacer que cada día sea un reto, y aportar lo mejor de ti mismo a tus tareas, incluso las más pequeñas o insignificantes; en definitiva es tratar de vivir el momento presente, aquí y ahora, en su máxima expresión.
- Aprende a tolerar o aceptar el nivel de rutina que tienes. La lucha continua contra ella es inútil y contamina al individuo de apatía y desmotivación.
- Lee libros que muestren cómo relativizar esta rutina o monotonía, así como a cambiar tu disposición hacia ella.
- Trata de estar consciente y no ausente de las tareas más rutinarias. Obsérvate a ti mismo en ellas: cómo las realizas, qué movimientos haces, qué sensaciones recibes (vista, oído, olfato, gusto, tacto), qué te puede incomodar (dolor de espalda, zapatos apretados, calor, frío). De esta forma, estarás utilizando el hemisferio derecho del cerebro.
- Desafía tus creencias: ¿quién es el responsable de esta rutina o monotonía? ¿Soy yo o es el entorno? ¿En qué medida contribuyo a que esto sea monótono o a que sea diferente? ü ¿Hasta dónde quieres llegar? Céntrate en tus propios objetivos, en la meta que quieres alcanzar, tanto en la empresa en que trabajas como fuera. Si tu objetivo es ganar dinero para mantener a tu familia, quizá la forma en que lo haces no es tan importante. Si tu objetivo es el crecimiento y un acceso a tareas más ricas, quizá debas cuestionarte cómo trabajas actualmente.
- Aprende técnicas de respiración, estiramientos, levantarse cada dos horas, mirar por una ventana un par de minutos… Saber relajarse es importante cualquiera que sea el trabajo que realizas. La idea es distraerse de la rutina y volver a ella con energía.
- El lugar físico en que trabajas. ¿Cómo es? ¿Montañas de papeles o está organizado?
- Sentirte parte del todo: aunque tu trabajo en sí pueda parecerte insignificante,
- Indaga: ¿qué más puedo hacer? ¿Qué otras tareas indirectas harían mi trabajo más creativo y relativizarían o incluso disminuirían la carga de rutina? A veces, el simple hecho de enseñar a otros lo que te ha dado a ti la experiencia, es una actividad que sirve de motivación ü Autoconocimiento: ¿qué cualidades no utilizas en tu trabajo? Observa si estás dejando un potencial al margen, observa si puedes contribuir con él, o más bien debes buscar fuentes añadidas de entusiasmo. Piensa por ti mismo/a, tú eres quien realiza estas tareas.
- Investiga fuentes de creatividad ajenas al trabajo: si la rutina y burocracia son inevitables, pueden realizarse tareas creativas en tiempo de ocio. Pueden ser: ejercicio viajes, fotografía, pintura, cerámica, lectura, programar, hacerte un blog… Dependiendo de tus intereses y potencialidades. Lo interesante es recuperar aficiones de la infancia o adolescencia, o descubrir aquellas actividades que te interesen pero nunca habías probado: ¡busca desafíos!
- Busca el equilibrio adecuado entre la vida profesional y personal. Quizá debas aprender a renunciar a algunas cosas. Si se tiene una vida personal rica e interesante, quizá el efecto de la rutina o monotonía ni siquiera se perciba. Si por el contrario la vida privada no es agradable, difícilmente encontraremos motivación en la profesional, incluso en un puesto muy creativo. ¿Es cómoda la silla, podría mejorarse con algún cojín? ¿Podrías poner los pies en un altillo? ¿Puedes intervenir en este espacio para hacerlo agradable? Muchas personas son susceptibles al razonamiento emocional, a encontrar horrible su entorno físico si se sienten mal psicológicamente. Se trata de poner en tus manos la opción de hacer algo por encontrarte mejor en ese espacio. carente de sentido, un mero trámite, es esencial para que toda la cadena/estructura funcione, para que fluya la actividad y se alcancen objetivos que sirven entre otras cosas para remunerarte, analizar qué te hace único en la compañía, por qué se cuenta contigo, y por qué eres bueno/a en lo que haces.
- Relaciónate con otros compañeros o departamentos para encontrar en el trabajo una motivación afectiva. Muchas veces en situaciones de rutina acaba por caernos mal todo el mundo. Frase para pensar: «No me gusta esta persona. Debo conocerla más a fondo.» Abraham Lincoln.
- Haz un listado de cosas positivas y negativas que encuentras en el trabajo, ponderando cada una de ellas. Se trata de ver la posición que ocupa la rutina en este listado y valorar si el peso es tan grande como para perder las ventajas que ofrece el puesto.
- No te acomodes en la rutina. Hacer que cada día sea un reto, y aportar lo mejor de ti mismo a tus tareas, incluso las más pequeñas o insignificantes; en definitiva es tratar de vivir el momento presente, aquí y ahora, en su máxima expresión.
- Aprende a tolerar o aceptar el nivel de rutina que tienes. La lucha continua contra ella es inútil y contamina al individuo de apatía y desmotivación.
- Lee libros que muestren cómo relativizar esta rutina o monotonía, así como a cambiar tu disposición hacia ella.
- Trata de estar consciente y no ausente de las tareas más rutinarias. Obsérvate a ti mismo en ellas: cómo las realizas, qué movimientos haces, qué sensaciones recibes (vista, oído, olfato, gusto, tacto), qué te puede incomodar (dolor de espalda, zapatos apretados, calor, frío). De esta forma, estarás utilizando el hemisferio derecho del cerebro.
- Desafía tus creencias: ¿quién es el responsable de esta rutina o monotonía? ¿Soy yo o es el entorno? ¿En qué medida contribuyo a que esto sea monótono o a que sea diferente? ü ¿Hasta dónde quieres llegar? Céntrate en tus propios objetivos, en la meta que quieres alcanzar, tanto en la empresa en que trabajas como fuera. Si tu objetivo es ganar dinero para mantener a tu familia, quizá la forma en que lo haces no es tan importante. Si tu objetivo es el crecimiento y un acceso a tareas más ricas, quizá debas cuestionarte cómo trabajas actualmente.
- Aprende técnicas de respiración, estiramientos, levantarse cada dos horas, mirar por una ventana un par de minutos… Saber relajarse es importante cualquiera que sea el trabajo que realizas. La idea es distraerse de la rutina y volver a ella con energía.
- El lugar físico en que trabajas. ¿Cómo es? ¿Montañas de papeles o está organizado?
- Sentirte parte del todo: aunque tu trabajo en sí pueda parecerte insignificante,
- Indaga: ¿qué más puedo hacer? ¿Qué otras tareas indirectas harían mi trabajo más creativo y relativizarían o incluso disminuirían la carga de rutina? A veces, el simple hecho de enseñar a otros lo que te ha dado a ti la experiencia, es una actividad que sirve de motivación ü Autoconocimiento: ¿qué cualidades no utilizas en tu trabajo? Observa si estás dejando un potencial al margen, observa si puedes contribuir con él, o más bien debes buscar fuentes añadidas de entusiasmo. Piensa por ti mismo/a, tú eres quien realiza estas tareas.
- Investiga fuentes de creatividad ajenas al trabajo: si la rutina y burocracia son inevitables, pueden realizarse tareas creativas en tiempo de ocio. Pueden ser: ejercicio viajes, fotografía, pintura, cerámica, lectura, programar, hacerte un blog… Dependiendo de tus intereses y potencialidades. Lo interesante es recuperar aficiones de la infancia o adolescencia, o descubrir aquellas actividades que te interesen pero nunca habías probado: ¡busca desafíos!
- Busca el equilibrio adecuado entre la vida profesional y personal. Quizá debas aprender a renunciar a algunas cosas. Si se tiene una vida personal rica e interesante, quizá el efecto de la rutina o monotonía ni siquiera se perciba. Si por el contrario la vida privada no es agradable, difícilmente encontraremos motivación en la profesional, incluso en un puesto muy creativo. ¿Es cómoda la silla, podría mejorarse con algún cojín? ¿Podrías poner los pies en un altillo? ¿Puedes intervenir en este espacio para hacerlo agradable? Muchas personas son susceptibles al razonamiento emocional, a encontrar horrible su entorno físico si se sienten mal psicológicamente. Se trata de poner en tus manos la opción de hacer algo por encontrarte mejor en ese espacio. carente de sentido, un mero trámite, es esencial para que toda la cadena/estructura funcione, para que fluya la actividad y se alcancen objetivos que sirven entre otras cosas para remunerarte, analizar qué te hace único en la compañía, por qué se cuenta contigo, y por qué eres bueno/a en lo que haces.
Por: Belén Casado
Fuente: www.hoymujer.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario